‘Réquiem 20’ una obra musical de homenaje y esperanza
16/11/2020Cuenca ciudad artesanal
23/11/2020El inicio del fútbol femenino en nuestro país se remonta años atrás de la Superliga. Fue un proceso que se desarrolló paulatinamente desde la década de los 70 y que recién a mediados de los 90 agarró fuerza cuando en 1995 se conformó la primera selección ecuatoriana de fútbol femenino. Ha sido una carrera cuesta arriba, llena de adversidades, desigualdad, discriminación y de todo tipo de contextos complejos que a más de uno pudo desmotivar, pero por fortuna, a ellas no.
Desde que las jugadoras dieron sus primeros pasos, la lucha por fomentar e impulsar el fútbol femenino estuvo presente. La lista de referentes no es para nada corta. Sin embargo, si nombramos algunos, muy pocos son conocidos. Por ejemplo: Gary Estupiñán, primer DT de la selección femenina y que trabajó en ella alrededor de 15 años, es sin duda uno de los precursores en el tema, empero ¿cuántas personas conocen quién es Gary Estupiñán? ¿cuántos medios en la actualidad le han dado la misma relevancia otorgada a Maturana (DT de Ecuador 95-97)? De igual manera, ¿cuántas personas hubiesen puesto el nombre de Wendy Villón, jugadora y goleadora, sobre la mesa si es que no se convertía en la DT más ganadora del país?
Estas y otras interrogantes surgen ante la realidad de un deporte tan poco visibilizado, practicado por mujeres, y marginado hasta hace un par de años. “El fútbol es para hombres” escucharon más de una vez millones de niñas en el mundo, sin exceptuar a Ecuador. Una frase que sumada a muchas otras fueron el menor de los obstáculos para las primeras generaciones dedicadas al fútbol. Pues tal como alguna vez nos relató Wendy Villón: “antes no existía ni el apoyo económico, ni dirigencial. Era nuestro sueño vestir la selección del país, pero teníamos hasta que pelear los uniformes”. “A mis jugadoras les digo siempre lo que tienen ahora es muchísimo para lo que no teníamos antes. Ni agua había. Ibas a jugar por puro amor”
La perseverancia no ha sido en vano. Paso a paso el fútbol profesional femenino en nuestro país empieza a afianzarse, a pesar de no llegar aún al punto esperado. Todavía falta un camino largo para hacerlo; una evidencia, cuando se programaba el reinicio del campeonato masculino, hubo gente que trató de suspender el desarrollo del femenino. Pobres ingenuos, nadando contra corriente. Y es mejor pensar que fue ingenuidad, porque del machismo hemos sido parte todos. Hinchas, dirigentes, clubes y el periodismo, nadie se libra de ser la piedra más grande en el zapato del fútbol femenino.
Se convierte en labor de cada uno revertir esa situación, incluidos los medios de comunicación que bien podrían hacer la diferencia. Comenzando con críticas constructivas y no solo elogios. Bien se describe en un artículo de la revista Líbero que “el miedo al dedo acusador ha llevado a gran parte del periodismo a elegir un tono paternalista con el juego de la selección. Se prohíben las críticas y se ocultan las debilidades, como si las jugadoras no merecieran un trato de adultas o profesionales”, en referencia a la relación periodismo- selección femenina española.
Podemos aplicar esa cita en nuestro entorno y volver a formular más preguntas. ¿Alguien critica los errores de las jugadoras? ¿Alguien habla del bajo nivel de algunas arqueras de nuestro balompié?, ¿Se analizó la tanda de penales que dejó fuera a las Leonas de la Copa Libertadores 2019? Son temas de análisis que, al contrario de ser críticas negativas, se tornan en constructivas, y de esa forma el único destino de este deporte será el crecimiento positivo.
Jugadoras y cuerpos técnicos hablan de un evidente progreso, aunque también coinciden en que el término fútbol “profesional” es solo un adorno puesto en la teoría, y para nada, plasmado en la práctica. La desigualdad salarial, el buscar un empleo adicional y la mala infraestructura, son obstáculos que ralentizan el desarrollo, pero que nunca lo impedirán. Poco a poco habrá más apoyo e interés. El periodismo ha dado sus primeros pasos, ya hay transmisiones con narración y comentarios únicamente de mujeres que realzan ambas actividades. Ya hay hinchas sentados frente al televisor para ver partidos de la Superliga femenina. El progreso es inminente, y como se advirtió antes: al fútbol femenino, lo construimos todos. (O)