Prevención: Hábitos saludables para una vida saludable
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26/07/2022Lo que ocurre en la Asamblea Nacional es el vivo ejemplo del estado deplorable que atraviesa la democracia ecuatoriana. Cuando participamos cívicamente en las elecciones presidenciales, el 11 de abril del 2021, queríamos dejar atrás el terrible gobierno y una casa legislativa bochornosa, pero pareciera que la historia continúa.
En menos de un año, algunos asambleístas han sido separados por estar involucrados en la venta de cargos públicos o casos de corrupción. Esta entidad se ha convertido en una especie de agencia de empleos del sector público.
Las desafiliaciones, las denuncias, los juicios políticos están al orden del día. Las conformaciones de las nuevas mayorías ponen los pelos de punta ¡Asusta! Quienes íbamos a pensar que algún día estarían juntos los asambleístas de UNES, Partido Social Cristiano, Pachakutik y la Izquierda Democrática. Los líderes de esos partidos políticos eran archienemigos, hoy en día “coinciden” con ciertos criterios políticos.
La nueva maquinaria política ha talado con todo lo que se le pone en frente. Es así que tras varios intentos lograron bajarse a Guadalupe Llori y a Yeseña Guamaní, presidenta y primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional, respectivamente. Y por poquito se tumban al Presidente de la República.
Rapidito se llamó a votaciones y la nueva mayoría llegó a ocupar esos cargos. La misma dinámica ha ocurrido con los integrantes del Consejo de Administración Legislativa.
Como se puede dar cuenta, en este breve recuento, los legisladores han ocupado su tiempo en acomodarse en los cargos antes de impulsar leyes que beneficien a los ecuatorianos. Pues cualquier proyecto de ley, propuesto por el Ejecutivo, va directamente al tacho de la basura.
Parece que los que pierden las elecciones están al acecho de cualquier acontecimiento, para hacerse del poder por las buenas o las malas. Mientras tanto, el bienestar de los ecuatorianos pasa a un segundo plano. ¡Ciudadano, usted arréglese como pueda! (O)