El Centro…
26/10/2020Perdí mi cuerpo: La astucia de cinco dedos sobre la marcha
28/10/2020En estos últimos días, si bien el tema de la pandemia de la Covid-19, copa los medios y la conversación cotidiana entre los ciudadanos, no deja de ser recurrente el análisis simple y elemental que se hacen frente al fenómeno social de la política. Los jóvenes están en la mira de los partidos y movimientos políticos, al ser un segmento numeroso y frágil, que se convierte en presa fácil para la captación del voto para los próximos comicios a llevarse a efecto en febrero del año venidero.
Se ha demostrado que los jóvenes son excluidos como activistas políticos y candidatos. La política se hizo para “hombres con experiencia política” mientras tanto las mujeres están en desventaja para acumular experiencia, los jóvenes son marginados debido a su edad y supuesta falta de experiencia en la cosa pública. El incremento de la participación de las mujeres en la política, beneficia a toda la colectividad, la presencia de los jóvenes en cargos en dónde se toman decisiones, beneficia a la sociedad en su conjunto y no solamente a los jóvenes.
En nuestra sociedad de las exclusiones y el imperio del adulto, los jóvenes son catalizadores en los movimientos por la democracia, están menos comprometidos en el voto y el activismo partidista. Esta situación nos compromete estudiar la poca participación de los jóvenes en la política y capacitarles para que se conviertan en líderes políticos. La participación de los jóvenes incide en la construcción, desde las experiencias y necesidades colectivas. La participación de los jóvenes debe ser real y efectiva a la hora de generar políticas públicas. En la práctica las hacen sin su presencia, con diagnósticos ajenos a su realidad, sin tener en cuenta que su mundo es plural y heterogéneo, que se expresa de diferentes formas.
Cuando los jóvenes expresan o reclaman en las calles, la reacción del estado es de control y punitiva. La protesta social es considerada como un delito en nuestro país, y eso restringe las posibilidades de real participación de los jóvenes. (O)