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05/10/2020Diego Pugo es propietario de una cancha de madera en la ciudad. Él estuvo a punto de viajar a los Estados Unidos porque su situación económica colapsó. Las llamadas de las entidades financieras en donde adquirió créditos que solventaron la construcción de su escenario no lo dejaron en paz. Finalmente, el 14 de septiembre del 2020 abrió nuevamente su escenario.
Aún las responsabilidades económicas con las instituciones de crédito continúan, pero su viaje al exterior está descartado. Pugo junto con otros propietarios de canchas –sintéticas, madera y cemento- formaron un grupo que propuso un protocolo que demoró cinco meses en ser aprobado.
De a poco ha vuelto a su rutina, no del todo, porque la pandemia mantiene pasivos a los deportistas aficionados. En su cancha ha instalado todo lo que el Comité de Operaciones de Emergencia, COE Cantonal, exigió para la apertura de estos lugares.
Al momento, de lunes a viernes, tiene tres horarios nocturnos y espera ampliarlo conforme mejore la situación. “Por lo menos empezamos a generar algo de ingreso. En siete meses la situación fue muy difícil, incluso me enfermé, pero no quiero acordarme”, dijo Pugo.
Todo tiene un orden. Antes de iniciar la jornada, el local es desinfectado, no importa si la noche anterior se hizo, lo vuelven a efectuar, según dice Pugo “para estar tranquilo”.El grupo de jugadores que van a usar las instalaciones deben separar la cancha mediante una llamada telefónica y estar en el lugar mínimo 15 minutos antes de la hora señalada.
Todos llegan cambiados con ropa idónea para el deporte que vayan a practicar. No se prestan chalecos así que los deportistas deberán coordinar que color de camisetas deberán usar. Una vez que se abren las puertas, Pugo les entrega un folleto para recordarles que está permitido y que no efectuar en el escenario, además existe señalética que refuerza los conceptos.
La desinfección de la planta del calzado es lo primero, la toma de temperatura es el siguiente paso y luego se lo rocía con alcohol todo su cuerpo. Eso sí, se debe portar mascarilla, incluso antes de entrar a la cancha.
Solamente se permiten 14 jugadores. Nadie entra ni nadie sale. El pago por el uso de la cancha es por adelantado o se lo puede hacer mediante una transferencia o depósito “si de pronto no sirve ninguna de las dos, lo hacen antes de jugar ya que tenemos una ventanilla que se encarga de eso”.
Cada jugador debe portar su propia botella de agua, aquí prima la responsabilidad de cada deportista. “Es típico que dos o más jugadores tomen agua directamente del mismo recipiente. Si queremos evitar esto debemos ser consecuentes”, apuntó Pugo.
Una vez terminan de jugar, todos tienen cinco minutos para salir del escenario. Luego los miembros de administrar el negocio proceden a desinfectar el local, este proceso les toma de 15 a 20 minutos y luego entra el siguiente grupo.
Geovanny Vásconez también es propietario de una cancha sintética. Él si viajó a los Estados Unidos por unos meses para ganar “algo de dinero” y cubrir algunas de las deudas que “se acumularon producto de no poder abrir mi negocio”.
El ‘Chiquito’ Vásconez también retoma de a poco sus servicios. En las mañanas este espacio es utilizado para efectuar clases de acondicionamiento deportivo y desde la tarde se abre al público. “En general el protocolo de bioseguridad es similar para todos. Fue un trabajo de mucho tiempo con el médico Vicente Brito quien colaboró en su elaboración”, dijo.
Según su criterio los precios de alquiler de la hora de su cancha se ajustaron a la realidad que se vive ya que es consciente de que “a todos nos afectó”.Juan Pablo Bravo administra una cancha sintética ubicada en la ciudadela Kennedy. Al igual que Vásconez también viajó a los Estados Unidos para cubrir las deudas que contrajo para construir su escenario.
“Por una parte fue eso y por el otro también el sustento en la casa. Al no haber alquiler la economía en el hogar se vio afectada”, apuntó.
Por lo pronto, Bravo dispone de horarios en la noche y espera que la afluencia de gente vaya normalizándose. “También estamos con los entrenamientos de la escuela de fútbol con todas las medidas de bioseguridad. Esto sin duda nos ayuda ya que nos ponemos en actividad nuevamente. (D)
DATOS
• 120 propietarios de canchas sintéticas se vieron afectadas por la suspensión. • Los organizadores de torneos barriales están a la espera de iniciar sus torneos.
• El mantenimiento de una cancha bordea los 400 dólares mensuales