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05/01/2025El ejercicio es una actividad física planificada, estructurada, repetitiva, tiene como objetivo mejorar o mantener la aptitud física. Sabemos que el ejercicio proporciona múltiples beneficios, pero poco se habla sobre la influencia de este en regular el sistema inmunológico, al influir en varios tipos de leucocitos y afectar una variedad de procesos fisiológicos.
El ejercicio activa el músculo esquelético como órgano endócrino e induce la producción y secreción de pequeñas proteínas y péptidos de proteoglucanos mediante la contracción y elongación del músculo esquelético.
El ejercicio puede tener un efecto profundo en el sistema inmunológico, influyendo indirectamente en enfermedades crónicas como: Cáncer, enfermedad del hígado graso no alcohólico, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, a través de la respuesta inmunológica.
El entrenamiento físico puede afectar los procesos inmunes innatos y adaptativos del cuerpo. La inmunidad innata es la primera línea de defensa del cuerpo contra patógenos invasores incluye: macrófagos, neutrófilos, células asesinas naturales y células dendríticas. La inmunidad adaptativa incluye la inmunidad humoral y celular, dada por linfocitos B y T.
Las mioquinas están involucradas en la regulación del ejercicio sobre la salud. La Irisina es una mioquina estrella, se ha demostrado que se expresa altamente en el músculo esquelético. En personas con enfermedades crónicas se observó niveles bajos de Irisina. Su función, inhibir la elevación de lipopolisacáridos de especies reactivas de oxígenos mitocondriales, radicales libres en macrófagos y peróxido de hidrógeno, lo que conlleva a reducir la inflamación crónica, beneficiando la recuperación de múltiples enfermedades crónicas.
Dentro de las proteínas que produce el músculo esquelético tenemos: Interleucinas: Interleucina-6, factor inhibidor de la leucemia, Interleucina 10, antagonista de interleucina 1, factor de necrosis tumoral αlfa.
Estas interleucinas juegan un papel fundamental en la transmisión de mensajes, activación, regulación de las células inmunes, mediación de la activación, proliferación y diferenciación de células T, macrófagos y células asesinas naturales, así como de las respuestas inflamatorias. Produce también factores de crecimiento de fibroblastos y factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1, el factor neurotrófico derivado del cerebro, este último se distribuye ampliamente en el sistema nervioso central, periférico, endócrino, huesos, tejido y cartílago, mejorando la función cognitiva.
La evidencia sugiere la práctica de ejercicios de fuerza, así como también ejercicio aeróbico (natación, carrera etc.) para promover la secreción de mioquinas por los músculos esqueléticos, pudiendo mejorar la función de las células inmunitarias, mejorando así la inmunidad del cuerpo y promoviendo buena salud. Sin embargo, cabe resaltar que el ejercicio excesivo puede alterar su producción.
Autor: Rosa Susana Cajamarca Naula