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10/12/2024En el Área Protegida Comunitaria Tambillo, ubicada en el cantón Gualaquiza a 2400 – 3100 metros sobre el nivel del mar, aún persisten los efectos de un incendio forestal ocurrido hace más de medio siglo y que destruyó alrededor de 150 hectáreas.
Este evento no solo consumió la vegetación, sino que transformó profundamente las propiedades del suelo, comprometiendo la regeneración natural de este bosque montano de neblina, un ecosistema clave para la biodiversidad del austro ecuatoriano.
Una reciente investigación, basada en una tesis de grado, evaluó los efectos de aquel incendio en el Área Protegida Comunitaria Tambillo -APCT, revelando que las alteraciones en el suelo han dificultado la recuperación de especies nativas esenciales para la salud del ecosistema. A pesar de que el área recibe anualmente unos 3500 mm de lluvia, ni estas precipitaciones, ni la cercanía a zonas boscosas, han sido suficientes para revertir los daños, especialmente en zonas donde el fuego fue más intenso.
El impacto del fuego: más allá de la superficie
Los incendios forestales no solo destruyen la vegetación visible; sus efectos penetran el suelo, alterando propiedades físicas y químicas que son cruciales para el desarrollo de las plantas. En el suelo de las zonas afectadas en el APCT, el pH, la densidad aparente y el contenido de nutrientes como el potasio presentan cambios significativos en áreas quemadas. Esto ha llevado a una proliferación de especies más resistentes que compiten con la vegetación previa al incendio, dificultando la sucesión y el retorno a su estado inicial.
“El suelo cuenta la historia del incendio”, explican los investigadores. Durante las primeras etapas de regeneración, las plantas pioneras no logran establecerse adecuadamente debido a las condiciones adversas. Un inventario florístico mostró un cambio en la composición vegetal, sustituyendo árboles y arbustos nativos por hierbas y otras plantas menos beneficiosas para el equilibrio del ecosistema.
Lecciones para el presente: prevenir y restaurar
Este estudio, que combina observaciones a largo plazo con análisis científicos, subraya la importancia de actuar de inmediato tras un incendio. Si no se implementan medidas de restauración, el ecosistema puede experimentar cambios permanentes en su composición vegetal y en las características del suelo.
La investigación también trae un mensaje de esperanza: las propiedades físicas y químicas del suelo pueden recuperarse casi completamente con el tiempo, pero solo si se toman acciones oportunas y se evita la recurrencia de incendios.
En el contexto actual, donde el austro ecuatoriano enfrenta prolongadas sequías e incendios forestales recurrentes, los hallazgos de este estudio son un llamado urgente a prevenir y mitigar estos eventos. Restaurar áreas afectadas y proteger los ecosistemas degradados por incendios, no solo garantizará la salud del bosque, sino también la sostenibilidad de las comunidades que dependen de estos recursos.
Un llamado a la acción
Los incendios forestales no solo consumen lo que el ojo puede ver; destruyen la base misma del ecosistema: el suelo. El Área Protegida Comunitaria Tambillo, con su extraordinaria biodiversidad, es un ejemplo vivo de cómo los efectos del fuego pueden persistir durante décadas. Actuar ahora es esencial para evitar que estas cicatrices se conviertan en heridas irreparables en el paisaje y en nuestra herencia natural.
Autores: Verónica Tenelema, Pablo Borja, Juan Pablo Iñamagua