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22/03/2021Ciudadanos que aspiran viajar a los Estados Unidos y a otros países en busca de mejores días para sus familias, se encomiendan al Niño de Praga, que se venera en una pequeña capilla situada en la cima de la colina del barrio Santa Teresita de Monay, al sureste de Cuenca.
Para llegar al sitio se tiene que recorrer unos cinco kilómetros desde el Camposanto Santa Ana, por una empinada calle de tierra. Algunos lo hacen en vehículo, otros prefieren caminar, como una expresión de sacrificio para obtener el favor divino.
La prueba de quienes aseguran haber recibido ayuda del Niño, se expresa en centenares de placas que cubren las paredes de la capilla. En la mayoría se lee frases de agradecimiento por llegar a los Estados Unidos, en otras hay expresiones de gratitud por la salud y el trabajo.
La imagen tallada en madera es propiedad de Elena Ramírez, quien se autocalifica como la elegida por el Niño para presagiar el futuro de los emigrantes, interpretando la llama de una vela.
Sobre el origen de la veneración a la imagen, Ramírez cuenta que hace 85 años un forastero que había llegado desde Ambato se encontró con su madre y le cambió la imagen por 14 sucres, que obtuvo de la venta de tres cargas de leña.
Cuenta que un día llegó una mujer llorando a la casa de su madre para rezar al Niño, porque el esposo había viajado hace seis meses a los Estados Unidos y no daba señales de vida, fue cuando ella (Elena Ramírez) al ver la llama de la vela que había colocado en el altar advirtió que estaba vivo y que el cualquier momento tendrá noticias positivas.
Relató que al siguiente día la señora regresó emocionada para agradecer Niño porque su esposo se comunicó para avisarle que había llegado a los Estados Unidos y desde aquel momento se regó la noticia del “milagro” y la devoción de la gente empezó a crecer hasta convertirse en una manifestación de fe, parte de las personas que quieren emigrar.
Ritual
Cuando los devotos llegan a la capilla, frotan una vela por todo el cuerpo y la ponen en el altar, luego de unos minutos toman la vela encendida y pasan a un pequeño cuarto, donde les espera Elena Ramírez, para “leer la vela” y darles una respuesta sobre las inquietudes que tienen para emprender el viaje.
Al final de la consulta dejan colaboraciones económicas en un pequeño cesto colado en una silla que sirve de mesa. “todo es voluntario y sirve para el mantenimiento de la capilla y para el Pase que se realiza en diciembre” afirma Ramírez.
Entre los fieles está Carmen Sinchi, quien contó que acudió a la capilla para agradecer al Niño porque su hijo fue favorecido con una visa y viajó legalmente a los Estados Unidos. “Para mí es un milagro, tantos que se presentan a la embajada y no les dan los papeles, mijo se fue con una visa divina”, reflexiona Carmen mientras se retira de la capilla. (I)
Historia Niño Jesús de Praga
El Divino Niño Jesús de Praga es una imagen de Jesús en su etapa infantil, que se encuentra en la calle carmelita del barrio de Malá Strana, en la ciudad de Praga, capital de Checoslovaquia.
Leyendas sostienen que la imagen del Niño de Praga una vez perteneció a Santa Teresa de Jesús y es considerada una imagen milagrosa, especialmente entre las mujeres embarazadas. La imagen fue donada a los frailes Carmelitas en 1628 por la princesa Polixena de Lobkowitz.
Se cree que la imagen fue tallada en España en el siglos XVI y que pasaba de padres a hijos varones de la familia de los Condes de Treviño y Duques de Nájera.
En la mano izquierda sostiene un mundo en miniatura, coronado por una cruz. La mano derecha la tiene extendida para dar la bendición.
Fuente: Cofradía del Niño Jesús de Praga.