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16/05/2023La hipertensión es una enfermedad que se caracteriza por una presión arterial alta, y aunque generalmente se asocia con los adultos mayores, puede afectar también a niños y adolescentes. De hecho, en los últimos años, las cifras de incidencia de hipertensión en menores de edad han ido en aumento, lo cual resulta muy alarmante.
Gregory Celis, director Médico de Laboratorios Bagó, indica que “si bien no existe un registro exacto sobre la frecuencia de esta enfermedad en menores, la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) señala que el índice de sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 11 años fue de 35.4% a escala nacional, lo que sugiere una posible relación entre este fenómeno y la hipertensión”.
Considerando que esta es una enfermedad no transmisible y que, por ende, puede prevenirse, y a propósito del Día Mundial de la Hipertensión (que se conmemora en el mes de mayo), el representante de Laboratorios Bagó detalla a continuación algunos puntos relevantes en torno a las causas, consecuencias, señales de alerta y mecanismos de prevención de este mal que afecta cada vez a más niños, niñas y adolescentes alrededor del mundo.
Sobre sus causas
La hipertensión en niños y adolescentes puede relacionarse con una serie de factores, entre los cuales constan:
- Obesidad y sobrepeso: El exceso de peso aumenta la carga sobre el corazón y los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a un aumento en la presión arterial. “Esto se produce, principalmente, por una mala alimentación, alta en grasas y alimentos procesados, así como el exceso de azúcares o sal”, advierte Celis.
- Historial familiar: “Si hay antecedentes de hipertensión en la familia, el niño o joven tiene un mayor riesgo de desarrollar hipertensión”, indica el experto de Laboratorios Bagó. Sin embargo, añade, aunque se puede heredar la disposición a la enfermedad, no se hereda la enfermedad como tal; por lo tanto, los hábitos del día a día son determinantes en el desarrollo de la misma.
- Enfermedades renales: Las enfermedades renales pueden causar hipertensión en niños y adolescentes debido a que los riñones juegan un papel crucial en la regulación de la presión arterial. De acuerdo con Celis, “Los riñones filtran la sangre para eliminar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo, y ayudan a mantener el equilibrio de electrolitos en el cuerpo. Si los riñones están dañados o no funcionan correctamente, pueden retener demasiado sodio y agua en el cuerpo, lo que aumenta el volumen de sangre y, por lo tanto, la presión arterial”.
- Problemas cardíacos: Muchos de los problemas cardíacos congénitos pueden causar hipertensión arterial porque una malformación en el corazón puede hacer que este órgano tenga que trabajar más duro para bombear la sangre, lo que aumenta la resistencia en los vasos sanguíneos, y en consecuencia, la presión arterial. Además, en algunos casos, los problemas cardíacos pueden afectar también la función de los riñones.
- Problemas hormonales: Ciertas afecciones endocrinas pueden afectar el equilibrio hormonal del cuerpo y provocar un aumento en la presión arterial. Por ejemplo, el síndrome de Cushing, una afección que resulta en la producción excesiva de la hormona cortisol por las glándulas suprarrenales, puede provocar hipertensión al aumentar la retención de sodio en el cuerpo y afectar la función de los vasos sanguíneos. “De manera similar, el hipertiroidismo, una afección en la cual la glándula tiroides produce demasiada hormona tiroidea, puede aumentar la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción del corazón, lo que puede llevar a una mayor demanda de oxígeno y nutrientes en los vasos sanguíneos, aumentando la presión arterial”, remarca el especialista de Laboratorios Bagó.
Sobre sus consecuencias
- La hipertensión arterial en niños y adolescentes puede impactar negativamente su calidad de vida. A decir de Celis, su salud a largo plazo puede verse seriamente afectada, ya que si no se trata adecuadamente, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y renales en el futuro. “Además, pueden experimentar problemas emocionales, como ansiedad o depresión, debido a que estarían lidiando con una enfermedad crónica”, señala.
- Una de las principales limitaciones que enfrentan los pacientes con hipertensión está relacionada con la actividad física, ya que, a pesar de ser jóvenes, experimentan cansancio con mayor facilidad y tienen menos resistencia para realizar estas actividades.
- Su rendimiento escolar también puede sufrir una baja, debido a la dificultad para concentrarse y aprender. “Asimismo, los menores pueden tener dificultades en sus relaciones sociales, pues a menudo se sienten excluidos de las actividades sociales por sus limitaciones físicas y emocionales”, indica el representante de Laboratorios Bagó.
Sobre las señales de alerta
Existen algunas señales a las que deben estar atentos padres, maestros y allegados, que advierten que un niño o adolescente podría estar sufriendo esta enfermedad. “Aunque estas señales no siempre son indicativas de hipertensión, porque pueden ser causadas por otras afecciones médicas, lo recomendable es buscar la opinión de un profesional de la salud si se detecta alguna de ellas”, sugiere Celis.
- Dolores de cabeza recurrentes, especialmente si son frecuentes y severos
- Fatiga y debilidad, que podrían evidenciar que el corazón está luchando para bombear la sangre a través de los vasos sanguíneos estrechados
- Problemas de visión
- Dificultad para respirar
- Sangrado nasal sin razón aparente
- Mareos y desmayos, por la afectación del flujo sanguíneo al cerebro
- Dificultad para concentrarse
- Palpitaciones o latidos cardíacos irregulares
- Dolor de pecho o dolor en el área del corazón
- Dificultad para dormir, asociada a la apnea del sueño o dificultad para respirar durante el sueño
Sobre su prevención
Para prevenir la hipertensión, particularmente a corta edad, el Director Médico de Laboratorios Bagó brinda las siguientes recomendaciones:
- Llevar una alimentación saludable. Es importante incentivar el consumo de frutas, verduras y cereales integrales, así como reducir la ingesta de grasas saturadas y azúcares.
- Estimular la actividad física: Es recomendable que los niños y adolescentes realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa.
- Enseñar a manejar el estrés: El estrés puede contribuir al desarrollo de hipertensión, por lo que los padres pueden enseñar a sus hijos técnicas de relajación y meditación para controlarlo.
- Dormir adecuadamente: Los niños necesitan entre 9 y 11 horas de sueño al día, y los adolescentes entre 8 y 10 horas para mantener una buena salud general.
- Realizar controles de presión arterial: Es recomendable que los niños y adolescentes se realicen controles regulares de presión arterial para detectar la hipertensión temprano y recibir un tratamiento adecuado.
- Acudir al médico de forma regular: Es importante que los menores tengan un seguimiento médico regular para prevenir esta y otras enfermedades.