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30/06/2021Ecuador recibe donación de un millón de vacunas Pfizer
01/07/2021El presi se operó de la columna y deseo de las almas buenas es que sane y pronto esté derecho, firme, enhiesto, como grueso eucalipto, ojalá; como roble, mejor; como sauce, está bien, pero no llorón, sino decidido, con coraje e inteligencia para afrontar la crisis y guiarnos por buen camino, sin meter la pata.
Si un presi mete la pata sufren los ciudadanos, para evitarlo debe pedir consejo a entendidos y tomar resoluciones de gobierno, firme y a la vez flexible, que resista y no se quiebre. Hoy como nunca la mano del Estado y la del presi deben ser firmes para que no nos carguen el diablo y sus panas: narcotráfico, sicariato, desempleo, desespero, violencia hacia los niños, una ola de nuevos emigrantes que se confían a mafias, miles de estudiantes excluidos de la educación sin medios tecnológicos para estudiar en la pandemia.
Yo estoy bien asustado, señor presidente: el diablo no me asusta, de chico le tenía más miedo a mi mamá que al diablo, pero sí me asustan sus panas. Estoy asustado porque la poli ha incautado 14.000 libras (140 quintales) de drogas y eso muestra la dimensión de lo que circula en la sufrida patria; estoy asustado también porque otro pana del diablo, el sicariato, ha asesinado a diez personas en una semana. Así ha de ser el infierno.
Me asusta además el desempleo, señor diablo, digo don Guillermo, vay… Señor Presidente. Ese diablo dejó sin trabajo a más de un millón de padres de familia. Ese desempleo hace parir otro diablo fiero, el desespero, primo del demonio llamado pesimismo y del satanás del derrotismo. Sin ocupación, sin ingresos, sin esperanza, buenos cristianos acaban capturados por mafias que los llevan por senderos del infierno.
Desempleados, empobrecidos, amenazados por la muerte y el delito, desesperanzados, otro hijo del belcebú mete su narizota y les engaña, hace creer a miles de jóvenes, que allá en el norte del rancho grande está la felicidad, solo que para llegar deben también desafiar a la muerte, en el desierto de la frontera gringomexicana. Tan agobiados están aquí los compatriotas que pactan con ese diablo.
Pero, dígame, don Guille si es o no de temer tanto lucifero. Continuamente la cuenta de Twitter de la Policía-Dinased informa de personas que se fueron de casa “por diferencias familiares” y la mayoría son niños o adolescentes. “El diablo es puerco” dijo el papá de Bety La Fea; tras esas “diferencias familiares” se ocultan maltrato, incomprensión, violencia, acaso víctimas de exasperación de los padres, por el encierro prolongado que destroza los nervios de todos.
Y no ha faltado otro hijo del cachudo de Cantuña que me asusta porque ha metido su rabote negro y en medio de la pandemia ataca a los más débiles, los niños, y dentro de los niños a los más pobres. En estos crueles días que no hay escuela ni colegio, esos chicos no tienen medios tecnológicos para seguir sus clases que, equivocadamente se dan por internet, cuando debería ser por radio y televisión, con profesores expertos en cada materia. La vaina es que hay un buen grupo de docentes especializados en dar clases por la radio, en un sistema que un tiempo fue hasta cofinanciado por el Estado y que se llama Irfeyal, funciona todos los días, pero me temo que en el Ministerio de Educación ignoran su existencia, pese a que las oficinas del Ministerio e Irfeyal están a solo unas 20 cuadras de distancia entre las dos, en el mismo centro de Quito…
¿Ya ve como los hijos del diablo han metido cachos y rabo en el país, ve por qué hay que tener miedo, de Guille…? Dé una mano, por fis, para conjurar a estos demonios: lo primero es promover por todos los medios el trabajo y el empleo para no caer en la tentación de buscar al diablo para sobrevivir; espantando al primer diablo se han de ir los otros. Y contra el tráfico, Ecuador es signatario de la Convención de la ONU contra las drogas y parte de la oficina contra el Delito y el Crimen; busque ahí fondos para acciones de inteligencia, de vigilancia, abra nuestros puertos y pistas para que naves de otros países nos ayuden a patrullar fronteras y mar.