Ecuador se consolida como un país altamente conectado, según el informe Digital 2025 de DataReportal, a inicios de este año se registraron 15,2 millones de ecuatorianos que utilizan Internet, lo que representa el 83,7%, mientras que 13,5 millones de personas tienen presencia activa en redes sociales. Estas cifras reflejan un entorno digital en expansión que transforma la forma en que la población se informa, se comunica y participa en la vida social, pero también plantea nuevos retos para el bienestar emocional y la salud mental frente a la constante exposición a contenidos digitales.
Conmemorando el mes del cuidado de la salud mental y frente al escenario del consumo masivo de redes sociales y en un contexto marcado por la alta circulación de imágenes y videos violentos en redes sociales, la Dra. Susan Albers, especialista en salud mental, advierte sobre las consecuencias psicológicas que puede tener esta sobreexposición, especialmente durante periodos de crisis o conflicto social.
El cerebro humano procesa algunos estímulos como amenazas, activando la respuesta al estrés del cuerpo, cuando la exposición es repetida, puede derivar en estrés crónico, desensibilización emocional, miedo constante o síntomas similares al trastorno de estrés postraumático (TEPT), como pensamientos intrusivos o entumecimiento emocional, “ver de forma constante este tipo de contenido puede distorsionar nuestra percepción de seguridad y aumentar los sentimientos de impotencia o pesimismo sobre el mundo”, señala Susan Albers, psicóloga de Cleveland Clinic.
La sobreexposición a contenidos violentos o negativos puede afectar significativamente la salud mental, generando ansiedad, insomnio e irritabilidad; la exposición constante a imágenes angustiosas puede provocar una sensación de inseguridad, pensamientos intrusivos o dificultad para relajarse; para reducir este impacto, Albers recomienda establecer límites y adoptar hábitos de consumo consciente como por ejemplo: definir horarios específicos para revisar noticias o redes sociales, evitar hacerlo antes de dormir, seleccionar fuentes confiables y desconectarse de los contenidos que generen angustia o malestar.
La especialista, indica también que, proteger la salud mental en entornos digitales requiere de un esfuerzo colectivo, las familias deben fomentar el diálogo y el uso responsable de pantallas; las escuelas, promover la alfabetización mediática y emocional; y los usuarios, asumir una actitud crítica y empática frente a lo que consumen y comparten; además, realizar actividades saludables, como hacer ejercicio o pasar tiempo al aire libre, y buscar apoyo profesional en casos de malestar persistente, son pasos clave para mantener el equilibrio emocional.
La exposición constante a la violencia digital no solo afecta la salud emocional, sino que también influye en nuestra percepción de la realidad, por eso, cuidar el consumo de información es, hoy más que nunca, una medida esencial de autocuidado y de protección de la salud mental.





