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19/11/2022La Asociación Ecuatoriana de Semillas (Ecuasem) y la compañía suiza SICPA oficializaron el inicio del programa de marbetes seguros de semillas de maíz en el país. Desde octubre, algunos actores de la industria semillera se unieron a esta iniciativa que busca combatir a la piratería y el comercio ilícito de semillas, posicionando al Ecuador como uno de los países pioneros en la implementación de mecanismos tecnológicos de protección de semillas en la región.
Según la Coordinación General de Información Nacional Agropecuaria del Ministerio de Agricultura alrededor de 80.000 agricultores producen maíz en el país, con una producción estimada de 1′678.255 toneladas métricas, para el 2022. El grano abastece la demanda de la industria de alimento balanceado, así como a empresas avícolas y porcícolas.
El programa de autentificación de semillas de maíz de Ecuasem y SICPA ofrece un mecanismo para que los agricultores puedan identificar a simple vista o con la ayuda de un teléfono móvil las semillas legales en el mercado. Consiste en la colocación de marbetes seguros en los empaques de las semillas certificadas y distribuidas por empresas debidamente autorizadas. Los marbetes contienen elementos de seguridad como tintas exclusivas y códigos únicos y trazables, que son entregados a comercializadores autorizados mediante una cadena de suministro totalmente controlada y segura.
Además, se habilitará una aplicación móvil que permitirá verificar el código QR del marbete seguro y validar la legalidad del producto, empoderando así a los actores en la cadena de distribución y a los agricultores.
“Cuando hablamos de piratería y comercio ilícito nos referimos a prácticas fraudulentas como el contrabando, la multiplicación y comercialización de semillas sin autorización del obtentor, infringiendo así derechos de propiedad intelectual, reciclado de envases rellenados con semillas pintadas, falsificación de envases y etiquetas de certificación, y semillas que no cumplen con los estándares mínimos de calidad. Una solución a esta problemática que afecta a todos los países de la región y a nivel global es la implementación de tecnologías de autenticación y trazabilidad, que ayudan a transparentar el mercado, generar confianza y detectar productos auténticos de los que no lo son” afirmó Cédric Pruche, director Regional de Negocios en SICPA.
Así, los agricultores de maíz en Ecuador cuentan con un sistema efectivo para la verificación de la legalidad de estas semillas. Ecuasem estima que un 30% de las semillas que se siembran es falsificada en el país. Esta problemática aqueja principalmente a aquellas que dan origen a los productos de consumo masivo como el arroz y el maíz.
“La piratería de semillas, además, perjudica la imagen de empresas y marcas, atacando directamente su buen nombre y su buena intención al vender sus productos. Esta es una muy buena herramienta para llegar directamente al agricultor destacando la importancia de utilizar semilla certificada y cómo verificar que lo que está comprando es realmente lo que quiere y necesita”, dijo Carlos Cadavid, presidente de Ecuasem durante la presentación del programa.
Una verificación confiable a nivel regional
La alianza entre SICPA y Ecuasem consolida la aplicación de tecnologías de autenticación de última generación en la agricultura latinoamericana. Así Ecuador se suma a Brasil, donde la compañía suiza opera el programa “Semente Legal” para proteger las semillas de las falsificaciones.
Esta tecnología fue presentada en Uruguay, durante el Congreso de Semillas de las Américas donde participaron más de 300 profesionales y líderes regionales de semillas, fitomejoradores, investigadores, formuladores de políticas, funcionarios gubernamentales y estudiantes, en una oportunidad única para conectarse, generar negocios, promocionar productos y aprender sobre las últimas novedades en el sector agrícola.
La piratería afecta gravemente a productores e importadores de semillas de maíz, así como a los agricultores y en última instancia al país. Este tipo de iniciativas, además de aportar mayor transparencia en los mercados y generar confianza en la industria, también ayuda a los agricultores a mejorar la productividad y a desarrollar prácticas agrícolas más sostenibles.