Una de las historias fascinantes y de gran interés para la humanidad, sin duda ha sido el origen y el uso del fuego. El dominio del fuego le permite al ser humano, protegerse, abrigarse, alumbrarse, mejorar su alimentación y desarrollar nuevas artes. Sumergirse en la esencia del elemento purificador, constituye una identificación con su esencia inspiradora y su gran energía que aviva el espíritu. El fuego es purificación, es símbolo de la eliminación de toda impureza y contaminante de nuestra alma, es la manera por medio de la cual llegamos a la sanación de las energías negativas.
El mundo de las dualidades, posibilita también originar y utilizar el fuego para destruir, como el caso de los incendios forestales que tienen un impacto devastador. Una de las consecuencias más visibles es la destrucción del ecosistema y del paisaje. En estos últimos días, los medios locales nos dieron a conocer acerca de un voraz incendio forestal, que devastó la vegetación de la zona montañosa del sector de Soldados, dejando una extensa área cubierta por un manto de ceniza.
En este tipo de incendios se presentan una serie de obstáculos, imposibilitando mitigar el fuego en tiempo oportuno, a fin de evitar que el daño sea mayor; sin embargo, se da cuenta que fueron más de 300 hectáreas de vegetación que fueron afectadas en el sector conocido con el nombre de Soldados. El último y largo feriado, no solamente fue la causa para el incremento de casos de contagio de la Covid-19, sino que también para una gran cantidad de incendios forestales, en donde se han afectado más de 272 hectáreas de vegetación en distintas zonas del Azuay.
Cuenca requiere de una eficaz herramienta de reflexión que beneficie a todas las personas involucradas en la prevención de incendios, desde una perspectiva educativa y comunicacional, que incida en la dimensión social de la prevención, así como también la implementación de campañas de prevención a fin de concienciar en la comunidad sobre las terribles consecuencias que provocan los incendios. (O)
