El nacimiento de Jesucristo ha sido incorporado de diferentes maneras en la pintura dentro de los periodos de la Historia del Arte, así como, la postura en la que se encuentra la Virgen María y la asociación de personajes que acompañan a la Sagrada Familia.
Es así que hasta la Edad Media, los pastores estaban un poco alejados en la composición pictórica, no se atrevían a entrar, miraban al Mesías detrás de la ventana por respeto.
Por otro lado, en el periodo Gótico se representó al niño Jesús nacido en la pobreza y por eso se lo figura desnudo y en el suelo.
Hasta el siglo XIV la madre de Cristo se encuentra recostada en el lecho con expresión de cansancio para indicar un parto con dolor. Posteriormente, se figura a la Virgen María sentada o de rodillas. Si se encuentra en posición sedente, toma al niño en su regazo (Theotokos) y cuando se la interpreta de rodillas tiene las manos abiertas o juntas, adorándolo.
A partir del Renacimiento el niño Jesús se representa muy iluminado, simboliza la llegada de la luz que alumbra al mundo, como lo dicta el evangelio: “Yo Soy la Luz del mundo” Jn 8, 12.
Dentro del Manierismo y del Barroco, el mismo niño es el que irradia la luz sobrenatural que deslumbra y ciega a los pastores. En algunas composiciones incluso hay una apertura del cielo en donde vemos a los ángeles; Jesús abre ese camino entre el cielo y la tierra y evidencia su contacto con la humanidad personificada por los pastores.
En los inicios del Barroco no se podía concebir que una madre tenga a su hijo recién nacido en el suelo y es por esto que nuevamente el niño Jesús regresa al pesebre. En una obra de Francisco de Zurbarán vemos a la Virgen levantando las sábanas para que los pastores vean al niño, simbolizando que ha nacido para la humanidad.
Finalmente, el papel de San José también ha cambiado a través del tiempo; en la época medieval se lo personifica muy anciano para preservar la idea de la virginidad de María. Sin embargo, su papel en las obras pictóricas se va modificando, en ocasiones tiene una actitud más activa e interactúa con los pastores y, con el fin de evocar que puede cuidar al niño y a la Virgen María se lo representa más joven en otros periodos.