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29/03/2022El cerebro humano es un supercomputador que permite saltar de conocimientos, recuerdos, conversaciones, decisiones, inventos y fantasías a situaciones impulsivas en cuestión de segundos, pero quienes padecen un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) deben asimilar el choque de toda esa información, mientras luchan por mantenerse enfocados. Especialistas explican que este trastorno comprende una combinación de problemas persistentes como dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva.
Aclaran que diagnosticar o identificar este trastorno es complejo, ya que sus síntomas son muy similares a los que se presentan cuando hay cuadros de ansiedad, depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje (dislexia, disgrafia, entre otros). Si hay la sospecha de que un niño, un adolescente o incluso un adulto pueda tener TDAH, lo mejor es acudir a un especialista en neurociencias como neurólogos, psicólogos, psiquiatras y pediatras.
En Ecuador al año 2017 se registró 7.918 estudiantes con este trastorno según el Ministerio de Educación en establecimientos públicos sin contar con los casos de instituciones privadas por lo que afecta aproximadamente al 6% de la población infantil.
Generalmente, las personas con TDAH muestran patrones persistentes de falta de atención, esto se puede evidenciar en un periodo promedio de seis meses, especialmente en casos de niños y adolescentes. La clave es establecer si “a menudo” la persona no logra prestar adecuada atención a los detalles o comete errores por descuido en actividades escolares, en el trabajo o en otras tareas.
También puede presentar problemas para enfocarse en tareas recreativas, escuchar cuando alguien le habla directamente, cumplir instrucciones, completar tareas, organizarse. A una persona con TDAH le disgustan o se niega a hacer actividades que requieren realizar un esfuerzo mental durante un periodo prolongado.
Además, pierde cosas necesarias para las tareas y actividades (materiales escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, papeles, anteojos, teléfonos celulares); se distrae con facilidad y hasta olvida qué estaba haciendo.
En el mismo periodo se pueden medir los niveles de hiperactividad e impulsividad, los cuales pueden evidenciarse con movimientos nerviosos (golpes con las manos o los pies) o trepar, correr, saltar en situaciones inadecuadas o hasta jugar con mucha ansiedad. La sensación de inquietud también desencadena movimientos, excesivos, impaciencia o interrupciones a otros. Es importante también señalar que estos pacientes presentan una desinhibición casi permanente.
Complicaciones
Los especialistas admiten que, en algunos casos, el TDAH no se reconoce ni se diagnóstica en la niñez o en la adolescencia. Lo grave es que, en un adulto la hiperactividad disminuye, pero persisten los problemas de impulsividad, inquietud y dificultad para prestar atención. Los principales síntomas de la patología en adultos son:
- Impulsividad
- Problemas para enfrentar el estrés
- Desorganización y problemas para establecer prioridades
- Escasas habilidades para administrar el tiempo
- Dificultad para concentrarse en realizar y terminar una tarea
- Problemas para realizar múltiples tareas a la vez
- Actividad excesiva o inquietud
- Escasa planificación
- Baja tolerancia a la frustración
- Cambios de humor frecuentes
- Temperamento irritable
Estas sintomatologías pueden acarrear complicaciones para un adulto como relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo, baja autoestima, problemas económicos, el consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias, los percances automovilísticos y hasta los intentos de suicidio, sobre todo en adultos que no han recibido un tratamiento oportuno, menciona el especialista.
En estos casos, el procedimiento es similar al tratamiento establecido para niños. Incluye medicamentos, asesoramiento psicológico (psicoterapia) y tratamiento para cualquier afección de salud mental que se presente junto con este trastorno, por ello es importante conocer el TDAH de la mano de un especialista.