
Los riesgos psicosociales y el estrés laboral en Ecuador
17/09/2022
A una semana de la desaparición de María Belén Bernal ¿Qué se conoce?
18/09/2022Cuenca históricamente ha padecido de una abrupta transformación de su paisaje urbano que afecta al buen vivir de sus habitantes, transformación que ha servido para “facilitar” la circulación de un creciente número de autos. Los efectos negativos han afectado a peatones, ciclistas y pasajeros de un deficiente sistema de transporte de servicio público.
La violencia que provoca el predominio de la motorización se expresa en lo intolerable, como la preferencia concedida a los automotores en los intervalos del semáforo, el menguado o inexistente espacio de las veredas, la paupérrima señalización para los peatones, la nula o casi nula implementación del principio que ordena conceder la prioridad a los peatones en el cruce de viarios.
El régimen vigente de movilidad en Cuenca es injusto respecto a la accesibilidad de los usuarios en el viario, cuya participación no es equitativa. Los automotores se han apropiado más del 90% del suelo de nuestros viarios; por otro lado, un monto elevado del presupuesto municipal, que se nutre de los impuestos que percibe de los ciudadanos y del Estado, se gasta en la construcción de nuevas y cada vez más costosas vías para los automotores, quienes sólo constituyen el 27% de la población. En la práctica la mayoría de los ciudadanos estamos subsidiando con nuestras contribuciones la comodidad vial de una minoría que se desplaza en auto. A cambio de ello recibimos riesgo, contaminación y descenso en la calidad de vida.
Otras consecuencias de la motorización particular han sido, entre otras, el debilitamiento del transporte masivo, la contaminación, la congestión, el alto consumo de combustibles que rebasa los quince millones de galones al mes, el suelo usado para la construcción de avenidas, etc.
Si bien Cuenca ha dado pasos importantes en materia de movilidad sostenible, falta mucho trabajar en la estructura normativa que desemboque en un Plan Maestro de Movilidad, que sea debidamente elaborada de mano de la ciudadanía, aprobada por el Concejo Cantonal y sea declarada como política pública de movilidad, incorporando un sistema de reducción del parque automotor en circulación, desincentivas el uso del auto y promover el uso de medios sostenibles de movilidad.
A propósito del Día Mundial Sin Auto que celebraremos el próximo 22 de septiembre, desde la ciudadanía planteamos abrir profundos espacios para repensar la ciudad con una real participación ciudadana y exhortar a las autoridades y al vecino para que ese día deje su auto en casa y se desplace a pie, en bicicleta, en transporte de servicio masivo, tranvía, adopte la intermodalidad del transporte y el auto compartido a fin de acceder a plenitud al derecho a la ciudad. (O)