Huahua: El testimonio y el sitio
17/10/2020Las emociones están dispersas
21/10/2020Tras la última victoria de Ecuador frente a Uruguay, no solo se elogió lo realizado por los jugadores y el cuerpo técnico de Gustavo Alfaro, pues también se reconoció y valoró el trabajo hecho por Jorge Célico como director de las formativas de la Selección, así como al proceso que cumple Independiente del Valle, un equipo que ya no aporta únicamente con jugadores a los clubes ecuatorianos, sino que también nutre a la Selección de todos.
A estas alturas no descubrimos nada al decir que invertir y creer en un proyecto a largo plazo, que se origine desde los procesos de formativas, se ha convertido en una de las mejores fórmulas para, al menos, acercarse al éxito en el fútbol. Ejemplos de este enunciado hay muchos en todo el mundo, especialmente en Europa, en donde claramente destacan “La Masía” del Barcelona, “La Fábrica” del Real Madrid y filosofías como la que ha conservado el Ajax y su “Fútbol Total”, etc. Sin embargo, en nuestro país, solamente podemos ejemplificar con un equipo de la categoría más alta de nuestro balompié: Independiente del Valle.
Afortunadamente, para el fútbol ecuatoriano, en el país ya se tejen otros proyectos similares a lo que hace Independiente, y uno de los casos más evidentes es el del Club Deportivo Gloria, tricampeón de la Segunda Categoría del Azuay (2018-2019-2020). “La semejanza fundamental es el proceso de formación, ambos clubes creemos que el proceso de formación es el que da réditos. El patrimonio del club son los derechos formativos, federativos y económicos de los jugadores, ese es el patrimonio real”, cuenta Jorge Reyes, quien ha sido presidente del club y principal cabecilla del proyecto desde finales de 2016.
Existen semejanzas, pero no una similitud del cien por ciento entre ambas instituciones. Desde la forma en que surgieron ya se establecen diferencias. Lo cierto es que Gloria, un proyecto serio, paradójicamente nació por la poca seriedad y visión que tuvieron otros dos clubes del Azuay, (Deportivo Cuenca y Gualaceo S.C) en los cuales Jorge, en primera instancia, tuvo la intención de invertir en las formativas.
Jorge Reyes entendió desde un inicio la importancia de acompañar en su formación a los jugadores. Antes de reconstruir a Gloria quiso invertir en formativas de equipos ya consolidados, para ello había armado prácticamente todo. Las instalaciones de la “Casa Club” estaban vistas, el recorrido por todo el país en busca de talentos estaba hecho y principalmente, el contacto con los jugadores estaba definido. No obstante, las negociaciones se cayeron y surgió la única opción: tener un equipo en Segunda Categoría.
Es así, como el nombre de La Gloria se ponía sobre la mesa. Un equipo que, en sus últimos años, se caracterizó por ser la cenicienta del Campeonato de Ascenso, y que a palabras de Reyes “era el más endeble del momento y próximo a desaparecer porque no iba a poder sostenerse en el tiempo”.
No había mucho tiempo e iniciaron el acercamiento con Hugo Barrera, que en ese entonces estaba a cargo del equipo. Se llegó a un acuerdo y el club comenzó con su reestructuración.
La historia apenas está iniciando. En 2017, año de su debut como un nuevo equipo, terminaron sextos entre ocho equipos. Luego, obtuvieron el tricampeonato acompañado de muchas alegrías y logros en el camino, como la clasificación a la fase final de la Copa Ecuador 18/19, cuando llegaron hasta dieciseisavos de final y se enfrentaron a Liga de Quito, haciéndose conocer a nivel nacional.
El nivel del equipo crece anualmente, en 2019 llegaron al grupo D del cuadrangular semifinal y, este año, esperan mejorar su resultado. Jorge es optimista y tiene el anhelo de cumplir uno de sus principales objetivos a corto plazo, clasificar a la Serie B en la presente temporada.
Se auguran buenos vientos para un proyecto que no trata al fútbol y a los jugadores solamente como una opción de lucro. Para Jorge, el fútbol es un negocio muy rentable, de alto riesgo, pero al mismo tiempo, el proyecto Gloria “es una magnífica fuente de poder hacer un desarrollo social sostenible, una relación de ganar-ganar para todos: para los deportistas que se pueden formar, para la ciudad, y para mi instrucción profesional, encaminada a eso”.
El club atiende la educación secundaria de sus deportistas y cuida su salud en el afán de formar, por sobre todas las cosas, profesionales. (O)