Un gol en tiempos de Covid
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21/01/2021La relación ética-política en un candidato deviene de su concepción del mundo y del cosmos humano, que se inserta a su cosmovisión del ser unitario y a la totalidad cultural con que piensa y recrea la realidad. El político debe ser honesto, comprometido con la verdad, trabajar por la equidad y la justicia. Debe condenar y combatir públicamente a los actos que promuevan la violencia, la injusticia, la barbarie del poder económico y la explotación en contra del pueblo. Lo social debe primar ante lo particular, lo público ante lo privado. El ser individual debe estar al servicio de las grandes mayorías excluidas.
El aspirante debe ser idóneo en su actuar, conocedor de la realidad y ser proponente para su solución, debe tener como prioridad un plan de gobierno incluyente, equitativo que promueva la ética, la salud, la educación y el empleo digno como factores de justicia y equidad, debe ser serio, responsable y ético, nunca ofrecer dádivas a cambio de votos. El candidato, debe ser una persona crítica y que combata los procesos que conllevan a la concentración de la riqueza y la inequidad social. Esto significa entonces que la ética, es mediación central y núcleo fundante del pensamiento y acción, la concepción de la política, como todo quehacer debe discurrir por cauces ético-morales con equidad y justicia.
Lo más difícil para un candidato y lo más traumático, es conseguir financiamiento y muchedumbre que lo siga. Lo primero no debe ser fundamental, que obedezca a intereses de los sectores dominantes del país, lo segundo depende de su carisma y credibilidad, lo cual no abunda cuando se cambia de bando, de partido o ideologías políticas, como cambiarse de pantalón.
La bioética política debe interpelar al hombre, que es el único sujeto de la ley moral y solamente su vida constituye un principio ordenador del Derecho, cuyas leyes se promulguen para obtener la protección efectiva de la vida y de los derechos humanos.
Desde este punto de vista los candidatos al ejecutivo y legislativo deben trabajar por leyes y acciones que estén concebidas para lograr una distribución equitativa de la riqueza, trabajar de manera integrada entre Estado y sociedad, para saldar la deuda social ante la mirada indiferente del poder económico, de la oligarquía y la plutocracia. (O)