Mancinelli, la construcción de un nuevo ídolo
02/11/2020Pasacalle ‘Chola Cuencana’ un segundo himno de la ciudad
04/11/2020Ellas, las que han cuidado el agua, desde Victoria, Molleturo, Baños… (y por ellas, podremos pronunciarnos pronto en una consulta)
Ellas, las que hacen posible que sigamos comiendo mote, chumales, motepata, cuysito…
Ellas, las que se organizaron y empezaron a cuestionar todo… las que pierden el miedo, y denuncian, y gritan por todas a las que ya apagaron su voz…
Ellas, las que están en primera fila, limpiando, cuidando, educando…
Ellas, las que curan con sus hierbas,
Ellas, las que tejen,
Ellas, las que se quedaron con la deuda, con las guaguas, enfrentando a los “coyotes”
Ellas, las que se fueron, y con ellas, se reproduce el cantadito en los barrios de NY o Murcia…
Ellas, las que, a pesar de todo, han cruzado límites… dirigen empresas, y ahora por primera vez, -por esas cosas de la política- la provincia (y no falta quien diga que se está atentando la equidad en la distribución del poder)
Ellas, las que no tienen su nombre en las calles, ni en las plazas, pero que son más, mucho más, que quienes las condenaron y señalaron,
Ellas, las anónimas, las que se vistieron de hombre, las que firmaron de hombre, las que hicieron el trabajo, aunque el reconocimiento fuera para otro,
Ellas, las que no serán mencionadas en las crónicas, pero son artífices de estos 200 años,
Ellas, nosotras, nuestras abuelas, nuestras hermanas.
Doscientos años de vida republicana y tenemos mucho de qué sentirnos orgullosos y orgullosas (porque además no le debemos nada al centralismo) y mucho también para reflexionar, des-aprender, cambiar.
Como dice la canción de Diego Zamora, ¡bella mismo es, mi Cuenca!, pero esa belleza tiene que ir más allá de sus ríos y sus aleros…
Nos toca trabajar para que vengan los mejores años para Cuenca y su gente, toda su gente.
Llegamos a este bicentenario “liderando” las cifras de violencia de género y embarazo adolescente; naturalizando la discriminación por múltiples causas a punto de tenerla justificada en nuestra “cuencanidad”.
Llegamos a este bicentenario sin haber tenido Rectora de Universidad; Presidenta en las principales cámaras; Alcaldesa… (y no se trata de personas, se trata de lo que esta realidad nos dice frente a la situación de las mujeres en general)
Llegamos a este bicentenario con las tareas a medias, hemos construido una ciudad maravillosa, pero podemos y necesitamos ser aún mejores. Los nuevos doscientos años empiezan a escribirse hoy… ¿quiénes contarán en esta historia?