‘Little Nightmares’: Cinematografía en un videojuego
05/12/2020¿Ya le preguntaron por quién va a votar?
07/12/2020La filosofía clásica nos ha enseñado que no hay nada permanente, lo único permanente es el cambio decían; en verdad somos como el cedro que crece en la montaña y se agiganta con el pasar de los años, pero llega el momento en el que se agota la sabia y cae al soplo de un huracán. El árbol de la vida rompe el aire y ese silbido semeja un lamento, cae a la tierra y ese golpe hace estremecer el suelo y produce un estruendo que enmudeció mi voz, al enterarme que un gran amigo se nos va, sin despedirse ni contarnos la última aventura del espíritu. Sus tertulias bienhechoras ponían en alerta su sapiencia, para convidar a sus pupilos y amigos las escenas del teatro de la vida, cual mecenas de la juventud.
Quien podrá hacer el elogio cabal y merecido de Teodoro, será posible que lo pueda hacer yo, enmarcando una vida tan fecunda en los estrechos límites de un artículo, atrevimiento el mío. Nuestras ideas y sentimientos, son el faro que ilumina la palabra para decir hasta siempre querido amigo. Dejemos al lado el llanto, eternicemos su nombre en nuestros mejores recuerdos y sembremos sus virtudes en la pampa celeste, del cielo grande engalanado de eternas estrellas.
Su sendero estuvo acompañado de éxitos, en los ámbitos profesional, familiar y de maestro de juventudes. Se desempeñó como profesor y vicerrector del Colegio Rafael Borja, director regional de la Contraloría General del Estado, juez y presidente del Tribunal Contencioso Tributario, profesor de filosofía, literatura, derecho tributario, ética y mediación. Las aulas fueron el recinto del saber, entretejiendo una guirnalda que mantiene imperecedero el recuerdo de Teodoro, cuyo ejemplo es el prototipo de virtud.
Como olvidar su fino y peculiar humor, la opinión oportuna y sensata en las tertulias mantenidas. Compartió con nosotros los triunfos de su hija Johanna, antes de adelantarse por el sendero eterno. Nuestra afectuosa y sentida nota de pesar a su familia y de manera especial a su compañera de vida Lucia y a sus amados hijos Fabián, Fernando y Johanna. Hasta siempre Teodoro. (O)