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Llega un nuevo tiempo
01/10/2020En estos días en casa me he animado a mirar una de las series recomendadas. Anne –con una E- me enganchó. Bastaron cuatro sentadas para agotar las tres temporadas, de esta historia basada en el libro “Ana de las Tejas Verdes” (Anne of Green Gables) de la canadiense Lucy Montgomery, publicado en 1908.
Mucho podría hablar de la inteligente niña huérfana que encarna el viento fresco del feminismo en un pequeño poblado de la Isla Príncipe Eduardo. Con su vibrante personalidad y su imaginación sin límites, Anne con una E es una historia que aborda varios de los conflictos de ese fin de siglo, que 130 años después podemos reconocer en nuestros días.
Quiero centrarme en lo que significó la llegada de una vieja imprenta a la escuela del pueblo. La maestra formó el club de periodismo y la imprenta dio la posibilidad que las historias de los chicos rebasaran el salón de clases, convirtiéndose en el semanario repartido a la entrada de la Iglesia.
Anne y sus amigos escribieron sin tapujos. Tocaron temas que ni siquiera se atrevían a estar en las conversaciones del pueblo. Un artículo de Anne sobre los derechos de las mujeres dio el pretexto a las autoridades para condicionar la continuidad del periódico siempre que se trataran solo los temas por ellos autorizados.
El club escolar protagonizó lo que sería la primera revuelta por la libertad de expresión. Armados del valor y del ingenio de Anne, llegaron amordazados hasta la sesión del cabildo.
La imprenta se trunca, pero el sacudón causado no tuvo reversa. Nunca más la vida en Avonlea fue igual. El periódico abrió los ojos a una nueva realidad, a una nueva humanidad. La vida de los indios, de los negros, de las mujeres se visibilizaron desde una perspectiva que nunca tuvieron. La pretensión de las autoridades de acabarlo, fue por el contrario, un soplo fuerte para avivar más la llama del fuego que se había prendido en la escuela.
Esta historia de 1890 demuestra como educación y prensa libre, independientes de todo poder que busque censurarlas, son el camino para que una sociedad empiece a cuestionarse y a redefinirse, ya no desde los ojos de un solo sujeto, sino desde su compleja diversidad.
A un año del sacudón de octubre, en nuestro bicentenario, bien hacemos en inaugurar el NUEVO TIEMPO, en donde nadie enviará los temas que pueden o no publicarse, teniendo como único límite el respeto a la dignidad humana. (O)