La interpretación del voto, según el interés y la posición política
29/10/2020Ellas y el bicentenario
03/11/2020Al Deportivo Cuenca le queda todavía un largo camino para situarse cómodamente en la tabla de posiciones de la LigaPro 2020. Es último en la acumulada, con 15 puntos de cincuenta y siete posibles y está a dos de salir de la zona del temido descenso. La campaña del equipo puede ser analizada desde distintos puntos de vista, donde el panorama se torna favorable si es que tan solo se considera lo realizado en la segunda ronda. Y bien se podría pensar en la nueva ronda como un torneo aparte, que sirve a todos los equipos para empezar de cero y tener intactas las posibilidades de luchar por algo más que permanecer en la categoría.
En esta segunda etapa, Deportivo Cuenca ya demostró una mejoría y un cambio de mentalidad, algo buscado con la incorporación del nuevo cuerpo técnico y de refuerzos. Un partido perdido con goleada frente a Liga de Quito fue, sin duda, la gota que derramó el vaso. Además, marcó el antes y el después del equipo, que aún se sigue construyendo. Catorce partidos pasaron para que Deportivo Cuenca se reencuentre con la victoria y la obtuvo en dos partidos seguidos que tranquilamente podrían adaptarse a cualquier video motivacional del deporte por los contextos tan adversos con los que se encontró en ambos cotejos.
Todavía no se dimensiona el valor de ambos triunfos, los cuales rozan la hazaña: el primero, llegó frente a LDU de Portoviejo con remontada luego de un error del portero Bryan Heras, que fácilmente desmoronaba a cualquiera y el segundo, más impensado, se dio de visita frente a la U. Católica, uno de los equipos con mejor presente en nuestro balompié, que incluso, tuvo un hombre más en cancha todo el segundo tiempo. Sin embargo, lo que sí se ha dimensionado, es el valor de la figura del Deportivo Cuenca, quien semana tras semana se ha echado el equipo al hombro.
Hablo de Lucas Mancinelli, el jugador más destacado en la temporada del cuadro morlaco y uno de los mejores refuerzos extranjeros a nivel nacional. Quizás pocos conocían su valía y capacidad dentro de las canchas, pero su nivel actual y la entrega demostrada en cada partido no es para nada una coincidencia. Desde que inició la temporada, más de un jugador del club tenía en su discurso que el mejor extranjero, que el distinto, era el “extremo Mancinelli”. ¿Cuántos pulmones tiene?, es una pregunta frecuente por su constancia en más de noventa minutos de fútbol. Y si alguien no ha tenido la oportunidad de verlo jugar un partido completo, habrá que contarle que corre y juega con las mismas ganas desde el minuto uno hasta el 90 + 5, corre y juega con el mismo ímpetu de cuando militaba en Argentina y los comentaristas se acostumbraban a frases tales como “la gente aplaudió el esfuerzo de Mancinelli” o “Mancinelli, el hombre de los goles importantes”. Un guion del libreto de Lucas que de seguro siempre lo acompañará.
Faltan cuatro meses para que el Expreso Austral cumpla 50 años de historia, y en todo ese recorrido ha acumulado cientos de referentes inolvidables, pero son muy pocos los que lograron colgarse el cartel de “ídolo”. Y ahora, en medio de tantas adversidades, surgió la figura de Lucas. Un trabajador que vive del fútbol y juega como siempre lo hizo en su carrera, solo que con más madurez y consciente de que no ha llegado a su techo. Tal vez sea apresurado calificarlo como ídolo. No obstante, entra en todos los estándares que caracterizan a uno. Alguna vez Galeano escribió: “Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota. Desde que aprende a caminar, sabe jugar.”
Es la cita perfecta para un jugador que compartió con nosotros algunas anécdotas: que al año dormía con una pelota de fútbol; que a los tres ya corría detrás de un balón; que para festejar sus cumpleaños lo único que quería era la pelota, pelota y pelota. Demostrando que así deviene su mayor verdad, nació para jugar a la pelota. (O)