Incendios forestales
05/09/2024Rechazo al pobre
06/10/2024Mahatma Gandh, político y pensador hindú trasciende en la humanidad con su profunda frase, quizá parangonando con la felicidad. La una o la otra no es el fin del ser humano, es el camino, es todo un proceso. Inicio éste mi artículo de opinión, señalando lo que la gran mayoría de los habitantes del orbe expresan frente a cualquier conflicto bélico, “Que las partes cesen el uso de las armas, que lleguen a acuerdos, en definitiva exigen la Paz”. Sin embargo, nos hemos preguntado, ¿Hay paz en nuestro interior como individuos?, la gran mayoría responderían con un rotundo No. Aquí comienza en anhelado deseo y sueño por la paz.
Más allá de lo manifestado en líneas anteriores, amerita introducirnos en la esencia misma de la violencia y la paz, revisar las conquistas colonialistas con el sojuzgamiento de los pueblos y entender cómo la colonia fue la base de la acumulación originaria del capital y premisa para el desarrollo de la sociedad capitalista. Ésta fue una de las etapas más bárbaras y sangrientas de la historia, sellada por la esclavización y el exterminio de millones de seres humanos, las guerras entre señores feudales, la explotación y expropiación violenta de tierras y la destrucción de las culturas; por consiguiente, sin el colonialismo, el capitalismo no se hubiera desarrollado.
La colonización tuvo lugar a la par con el reparto del mundo entre los grandes imperios de Europa y de América, que trajo consigo las guerras por el mercado mundial. La dominación tiene su propia estética y la dominación democrática tiene su estética democrática. Para el poder del capital la violencia y la dominación es un rasgo esencial de la historia de la humanidad; por ello, creen que es racional, justo y necesario.
La esencia del ser humano es la libertad y, al mismo tiempo, su existencia requiere ser reconocida por el otro, lo que le obliga a transitar por el camino de la lucha y la angustia de la vida y la muerte. Esta dramática dialéctica que nos horroriza, es la que ha imperado en toda la historia de la humanidad.
Nos sumergimos en la búsqueda de la equidad social y material, el respeto a las libertades, la ausencia de ejércitos, la convivencia pacífica con la diversidad étnica y la redistribución equitativa de la riqueza, todo esto con la influencia de la ética antiautoritaria del poder del capital.
No hay países ricos si no hubieran países pobres, por lo tanto a los ciudadanos del mundo nos corresponde trabajar desde nuestra propia conciencia sobre la necesidad de luchar por la justicia y la equidad por una nueva humanidad, con valores por la paz, no solamente por la dejación de las armas, sino también en contra del neocolonialismo y a quienes con el capital buscan el poder político en nuestros países. (O)