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En Cuenca se lee poco, ¿Qué hacer?
07/07/2024Para evocar a la ciudad del mundo, a la Cuenca de los andes, se requiere relatar historias encantadas y leyendas hechizadas en las nubes de la urbe que nació para ser eterna. El alma de Cuenca está cantando por cada uno de sus ríos de romance, de pasado místico y aventurero. Y nada pesa de modo más poderoso, evocador y lírico sobre la vida de Cuenca, cuando todo rincón tenga un alma, un alma hecha de tradiciones, de adormecido ayer, donde el aroma del tiempo flote vaporoso, perfumando los días con estrofas de emoción, poetizando la vida de un pueblo con halos de gestas heroicas.
Sus manifestaciones culturales hablan por sí solas de lo que somos, fuimos y seremos, cuidarlas y difundirlas solo nos traerá beneficios como ciudad, como aumentar significativamente el número de visitantes, reforzar la identidad y mejorar la calidad de vida de todos los habitantes. A partir del 1 de diciembre de 1999, fecha de la declaratoria de Cuenca Patrimonio Mundial, el aprovechamiento armonioso y sostenible del título, no ha sido del todo adecuado. Los espacios públicos y elementos patrimoniales deben ser respetados, cuidados y en algunos casos restaurarlos, haciendo gala al titulo de ciudad patrimonial, responsabilidad que corresponde a las autoridades, instituciones y ciudadanía.
Debemos preservar el pasado, legado de nuestra historia, nuestras creencias y nuestras vivencias. Nos enseña de dónde venimos, quienes somos y a donde vamos, nos permite conocernos mejor como sociedad y nos ayuda a entender los problemas del presente. Para que la conservación y el uso puedan ser posibles, debemos tratar de educar a la sociedad en Patrimonio, enseñar a que la gente ame su pasado, desechando el manejo clientelar. Vale recordar que en noviembre del 2013, por las obras ejecutadas en el Barranco, la urbe recibió en México el galardón Jean-Paul L’ Allier para el Patrimonio, reconocimiento otorgado por la Organización de Ciudades del Patrimonio Mundial, acontecimiento que fortaleció el titulo obtenido en 1999.
Conservar el patrimonio, significa respetar a las culturas vivas, urbanas y rurales. Debemos concienciar a las nuevas generaciones, como parte fundamental de la protección y conservación del patrimonio, la educación debe incluir contenidos que incidan en el concepto de que el patrimonio cultural es una herencia que forma parte de nuestra identidad como sociedad, y que explotado de forma sostenible, puede convertirse en motor importante del territorio. (O)