No hay camino para la paz, la paz es el camino
15/09/2024Semaforización en Cuenca
28/10/2024Frente al problema de inseguridad que vive Cuenca, se hacen presentes una serie de actitudes y comportamientos de un segmento social, con respecto específicamente al concepto pobreza-inseguridad. En estos días hemos escuchado algunos discursos de odio y rechazo al pobre por parte de ciertos representantes gremiales, que combinan la xenofobia y la condición económica de ciudadanos de otros países del mundo. El rechazo a los pobres se conoce con el nombre de “aporofobia” que viene de los términos griegos áporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico).
El rechazo que muestran hacia las migrantes pobres es el mismo rechazo que reciben los desamparados en nuestro país. Las puertas se cierran ante los refugiados y los inmigrantes pobres, las puertas de la conciencia se cierran ante los mendigos sin hogar, condenados a la invisibilidad. El problema nos obliga adoptar la cultura de la “hospitalidad cosmopolita”, sustentada sobre una ética incondicionada de acogida del otro. Esta hospitalidad cosmopolita, en el marco del rechazo al pobre, valdría la pena aplicarla sin distinción tanto a los desamparados de nuestro país, como a quienes vienen de otras latitudes.
El odio al pobre se expresa también con los excluidos de nuestra ciudad, por su situación de exclusión, son también los más indefensos. Ese proceso lo proporciona la ideología del poder económico y se activa cuando señala a los pobres como culpables de su pobreza, cuando afirma que la pobreza no es fruto de las estructuras, sino el resultado de un error individual o una culpa personal. En esa ideología, los pobres son una amenaza, culpabilizarlos anula la empatía y permite que se les ignore y hasta se les persiga, y todo eso ocurre en un momento de fuerte aumento de las desigualdades.
Con indignación escuchamos a políticos actuales que estás dentro del circulo de poder económico, manifestar que el pobre es pobre porque quiere, porque es ocioso, etc. Si la clase de bajos recursos opina sobre la opulencia de pocos, éstos les contestan que son envidiosos. Pero lo más paradójico en época de elecciones, es que cierto segmento de pobres, votan a favor de sus verdugos y opresores.
La aporofobia también se basa en la incomodidad que genera tener a gente pobre en nuestros entornos y no hacer nada para mejorar su situación. También es posible que el rechazo sea causa por la falta de contacto directo con personas pobres, lo cual hace que la visión que se tiene de ellos se base en estereotipos y prejuicios e incluso una criminalización que reproducen algunos agentes políticos. Desde nuestra orilla, el objetivo ha sido y será siempre combatir el rechazo y odio a la pobreza, a trabajar por la equidad cambiando los paradigmas y visiones que normalizan la pobreza, como si fuese algo predestinado y consustancial a todas las sociedades, que no se puede evitar. (O)