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21/06/2021En estos tiempos del hombre-masa donde los seres humanos estamos representados a veces por un número o por un voto, en que la identidad y la pertenencia a un lugar o a una cultura empieza realmente a valorarse, nos permite dotarle de vitalidad a la familia, al barrio y el sentido de vecindad en Cuenca ciudad patrimonio mundial, como segmentos que deben transformar a los habitantes en ciudadanos, que tenemos un vecino, que nos hemos apropiado de un parque y que en fin disponemos de espacios tangibles e intangibles de la ciudad que nos pertenece y lo sentimos nuestro.
A continuación algunas ideas sobre las acciones que debemos hacer para proteger la vida del barrio y que este sector de la ciudad sea acogedor y nos proporcione aquellas cosas y actitudes que necesitamos tener cerca del hogar. Los vecinos somos considerados los “expertos locales” por nuestro conocimiento del barrio, sus potencialidades y necesidades materiales y espirituales.
La comunidad organizada debe participar activamente en la vida de la ciudad, sin necesidad de pertenecer a una federación y así nos permita determinar políticas de recuperación o conservación del barrio desde lo nuestro.
Debemos potenciar a los grupos motores conformados por el tejido social del barrio, promover movimientos vecinales, de mujeres, juveniles y otras agrupaciones presentes en el territorio con el propósito de reforzar las redes de participación, favorecer el sentido de pertenencia al barrio y crear un ambiente que genere actitudes positivas sobre la diversidad de la vecindad.
Fomentar desde la familia, especialmente desde los niños los valores de equidad, justicia, paz, amor y la convivencia entre los vecinos impulsando actuaciones para favorecer la cohesión social como práctica ciudadana, promoviendo también la mediación vecinal.
El término vecino hoy en día se encasilla simplemente en identificar a una persona que vive cerca de nuestra casa o negocio, pero no sentimos la importancia de la convivencia y la cohesión social. Por otra parte se desconoce e irrespeta por completo lo que dispone el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización que reconoce a los barrios y parroquias urbanas como unidades básicas de participación ciudadana y no como espacios para ejercer el clientelismo político. Al recuperar la vecindad y el barrio recuperamos la independencia y que las “organizaciones barriales” no sigan siendo auspiciadas políticamente, deslegitimando el carácter ciudadano. Nuestra misión ser ciudadanos para ser libres.